El abuelo Gal y Matías I



Fernando Alteza Rey, que hace poco tiempo ha entrado en la edad dorada tras pasar la sexta decena de edad, de complexión recia, algo entrado en carnes, y no por la edad o la actividad física, un poco cargado de espaldas, es un hombre muy aficionado a la lectura, entre otras ‘ocupaciones voluntarias’ y, a pesar de su reciente jubilación, sigue cultivando su gran afición de la Matemática y otras Ciencias.
Esperantista empedernido, deportista y pianista aficionado, lee un libro en el salón de su casa, cuando aparece como una exhalación Mati, su nieto Matías, chico alto y delgado, y se planta delante del abuelo.
- Avo –le dice Matías en su corto vocabulario esperantista.
- Dime, kara nepo –le replica el abuelo Gal. Gal es el nombre de batalla que el Señor Altiza adoptó cuando estaba en su guerra haciendo la mili en Zaragoza en el Grupo de Armamento Ligero.
- Me aburro –dispara el niño a bocajarro abriendo sus pícaros y grandes ojos almendrados
- Mati, hijo, –dice el abuelo, muy dado a acortar los nombres o llamar por sus apodos a la gente, costumbre adquirida en tiempos del pueblo- coge un libro y lee, como hago yo.
- Pero es que ya he leído hoy y acabé el tiempo de lectura por hoy.
Extrañado por el comentario el abuelo levanta la vista del libro dirigiéndola directamente a los ojos de su nieto favorito.
- La lectura no tiene un tiempo determinado. Se lee y ya está.
- ¿Por qué no me cuentas una de tus historias misteriosas tan bonitas que conoces y sabes exponerme tan bien? –Alude Matías sin hacer caso al comentario de su abuelo- Es que me aburro. –repite este niño que de mayor le gustaría ser matemático o arquitecto, como confiesa alguna vez.
- Ya te lo he dicho: lee un libro.
- ¿Y si me propones una de esas adivinanzas matemáticas raras que tú sabes? Hace tiempo que no jugamos a eso... –justifica Matías, intentando hacer cómplice de sus juegos a su abuelo.
- De acuerdo. Pero con una condición: No interrumpirás más mi lectura hasta que des con la solución correcta, la compruebes y demuestres que no hay error en tu razonamiento.
- De acuerdo. Trato hecho. –asiente Matías que desarrolla una inteligencia algo más elevada para lo normal a su edad.
- Bueno, pues ahí va: Una curiosidad que se da una sola vez en la vida de dos personas...
Matías tiene los ojos que es casi imposible poderlos abrir más, ha cerrado la boca y es todo oídos atendiendo a su abuelo para no perderse detalle del problema que le va a plantear. Le encantan este tipo de problemas y vericuetos matemáticos y curiosidades que se le plantean. De ahí su insistencia para que el planteamiento se haga efectivo.
- Este acontecimiento, como a muchas otras personas les puede ocurrir, es que mañana, 25 de abril de 2015, una muy buena amiga mía cumple tantos años como el año de mi nacimiento. Pero claro, eso no es todo. Resulta que yo este año, también, y ahí estriba la curiosidad del planteamiento, cumpliré la edad que corresponde a su año de nacimiento, con solo 9 años de diferencia en la edad.
- Bah, eso no es demasiado difícil...
- Está bien, –remarca el abuelo- he de recordarte que en este problema los años de nacimiento, solo tomamos las 2 últimas cifras, del año de nacimiento.
- Repito que no es demasiado difícil... –se ufana el infante.
- Es lo mismo que os ocurrió a ti y Mati el año pasado. –aclara el abuelo para acabar con la cuestión.
Mati es Matilde, pecosilla de grandes ojos marrones de expresiva mirada, es la hermana menor de Mati, Matías. A ambos les llama todo el mundo Mati, principalmente su abuelo.
- Por si te ayuda, he de decir que el año que viene, tu edad será el doble de la de tu hermana. –añade el abuelo intentando orientar a Matías en su razonamiento, que ya tiene claro.
Se trata de adivinar las edades del abuelo Gal y su amiga y de ambos Mati a día de hoy. ¿tú las sabes?

Fracaso propio de carne ajena



Deportivamente, la temporada 2014-15 no ha ganado nada. Ha terminado en blanco, a juego con su indumentaria. Y parece que no fue culpa de los protagonistas, sino cuestión de mala suerte, de imprevistos no controlables y otras zarandajas que nos quieran contar o hacer creer.
Con un 'superpartido' frente al rival de la otra orilla del Manzanares y empatando 2 veces el partido y luchando a 'pecho partido', no pudieron deshacer finalmente el empate en el partido, superar el resultado del partido de ida (1-0) y quedaron eliminados de la Copa del Rey. Bueno, es un 'Torneo Menor'. No importa, todavía tenemos los más importantes: Liga y Champion. El Triplete queda en Doblete.
Con otro 'superpartido' y el mismo resultado de empate 2-2 frente al equipo de la capital del Turia (todavía había algún margen, matemáticamente, a pesar de ser el rival blaugrana a batir en puntos), casi se despidieron de la Liga, ¿otro 'Torneo Menor'?. Fue un gran segundo tiempo, remontando un 0-2 en la primera parte y dando la sensación de que si no fuera por el penalty fallado (o parado por el portero rival), por los balones a los postes y las oportunidades de gol malogradas... tal vez hubieran superado el bache y seguir teniendo posibilidades (esperando el error del contrario, claro).
A continuación y, esperando el milagro de Turín (en Madrid), llegamos al partido de vuelta de Champions. Con los equipos en el Bernabeu, los himnos, la gente entusiasmada, esperando y deseando el milagro de un buen resultado favorable, se mete un gol (esta vez el penalty, sí entró)  se llega al final del encuentro (¿para qué comentar el partido?). El resultado de otro empate, esta vez 1-1 (los contrarios también juegan y lo hacen hasta el final, no hasta el primer gol), no daba para superar el 2-1 del partido de ida. Un resultado de "no perder", pero insuficiente, de nuevo, para superar la eliminatoria. El consuelo del Doblete, quedaba en ganar la competición casera y, al menos, no tirar la temporada a la basura sin resultados positivos, tras haber sido el mejor equipo del año en 2014 y haberlo ganado, prácticamente todo. Otro fracaso, sin perder.
Y se llega a confirmar el fracaso triunfando, el 17-V-15, San Pascual Bailón, vaya baile, se gana al rival de turno, pero ese no era el objetivo, ya que el otro equipo barcelonés hacía lo propio en la Capital del Reino y, matemáticamente, se proclamaba Campeón de Liga de la Temporada 2014-15. Se acabó. De nada valen los 4 goles de la Ciudad Condal ni los 7 de la última jornada. El sueño del Triplete se queda en "La pesadilla del CERETE". Nada. En blanco... ´si hbiesen hecho huelga, tal vez los merengones estaríamos esperando todavía el milagro...
¿Sería conveniente recordarles a estos ‘trabajadores’ que la importancia de los puntos es la misma al inicio de la Liga que al final? ¡que valen lo mismo! ¿o tal vez ya lo sepan y solo se esfuerzan cuando la gloria puede ser mayor? Todo se construye desde el primer ladrillo. Son 3 puntos la victoria sobre un equipo de arriba y otros 3 contra un equipo de abajo.
Tal vez hubiese sido mejor que hubiesen hecho la huelga. Y así, hablando de este asunto, de paso: ¿estaban todos los jugadores de acuerdo con la huelga? ¿no había ninguno que no se adhiriera a ella? ¿desde aquellos que cobran cuatro perras hasta los que ganan tantos millones? ¿españoles, comunitarios, extranjeros? ¿todos? ¿los clubs les descontarías los honorarios y sus partes proporcionales de las pagas dobles y vacaciones correspondientes a los días de huelga, como a cualquier otro trabajador le hace su empresa? Bueno...
¿A qué se debe que el mejor equipo del mundo en 2014, vaya de fracaso en fracaso, de uno a otro ridículo, tras proclamarse Campeón del Mundo de Clubs una semana antes de Navidad, sin contar otros triunfos y éxitos habido en ese año de equipo e individual? ¿Confianza, dejadez y abandono de entrenamientos, relajación y confianza excesiva, supervaloración de jugadores, política de fichajes, alineaciones o tácticas no acertadas? No se puede culpar a la lesión de algún/os jugador/es. Se tiene, o debería tenerse, suficiente plantilla para sustituir esas bajas sin menguar la calidad. El medio centro brasileño, creo, que se fichó puede ser buen jugador, pero ¿tan bueno como el otro que se dejó marchar al Oporto? Ahora a pagar para que vuelva. Ese jugador "que ha marcado una época en el fútbol", según el número 4 titular, ¿quién es? Habrá marcado una época en el fútbol de su pueblo, porque si no es así, no se entiende. Y, aunque así sea... ¿es mejor que el delantero que se ha dejado marchar a Italia y que encima nos echó de la Champions? El director de orquesta, respetando su historial, categoría y sapiencia (a mi no me gustó desde el anuncio de su fichaje) ¿ha sido el más adecuado para manejar esta plantilla? Creo que cualquier otro hubiese conseguido lo mismo si no más: no se levanta a corregir posiciones, no hace cambios estratégicos, sino para perder tiempo o conseguir el aplauso para el jugador estrella del partido, alinea jugadores casi lesionados y no a los que podrían dar mejores resultados ¿por?, no cambia los dibujos (estrategia) de las alineaciones durante el partido. Y otras...
En fin, merengues, no hagamos más leña del árbol (equipo y club) caído, sino borrón y cuenta nueva sin olvidarnos de esta historia de perderlo todo aparentando no perderlo 'motu proprio', para no repetirlo.
HALA MADRID

Convención Anual 2014 HosVol en Liria (Valencia)



Una pequeña reflexión      Agotz agotz.iturbe@gmail.com
realizada con placer
para poderla leer
en esta gran ocasión 
(Macaco - Seguiremos)
Buenas tardes apreciados dirigentes y dirigentas, saludos estimados y estimadas peregrinos y peregrinas, queridos hospitaleros, queridas hospitaleras, compañeros y compañeras todos y todas de fatigas y alegrías... Menudo embrollo es esto de los géneros. Con vuestro permiso y el mío, voy a tomarme la licencia y, a partir de ahora, voy a usar sólo el sentido genérico, que usa el término masculino, pero engloba y respeta al femenino y seguro que más fluido y coherente va a resultar mi exposición.
Y después de esta advertencia y sin más preámbulos pasemos al relato... literario y a ver lo que resulta...

Caminando por esos andurriales,
recientemente, hacía yo el Camino,
y me llegó de modo repentino
la aventura de estos ripios triviales.

Recordé la inmediatez de este evento,
con su famosísimo Filandón,
y me embargó una súbita emoción
de poder aprovechar el momento.

Y allí empecé a escribir este discurso...
y lo que fueron párrafos dispersos
alumbraron estos modestos versos,
dedicados a graduar este curso.

La intención era haberlos hecho en prosa,
pero con tres líneas y poco más
completaba toda la hoja y, quizás,
resultaría algo corto esta cosa.

También imaginé haberlo escrito
en cualquier otro idioma diferente,
sin embargo, temía, ciertamente,
que no terminara este manuscrito

bien entendido ni expuesto, tal vez.
Para mí es imposible en alemán,
pude haberlo intentado en catalán,
pero iban a entenderme solo diez.

Sabía con certeza que el rumano
agravaba más el inconveniente,
y lo mismo si fuera el italiano,
entenderían más o menos veinte.

Y me dije, ¿qué tal el esperanto?...
pero pensando en la situación,
dos comprenderían la locución,
así, mejor por otro me decanto.

Lo más práctico sería el inglés,
pero no sé si todo el personal
comprende este idioma bien, o francés,
que también sería una opción formal.

En la duda, todos los descarté...
Y castellano, español, preferí.
Y con la elección parece que al fin,
en el centro de la diana acerté.

Y apenas sin más para demorar,
pasemos a las felicitaciones,
las ya típicas de estas ocasiones,
ya va siendo tiempo de comenzar:

Según son los cánones para el caso,
a la CÚPULA gratular primero,
que según se corresponde y yo quiero
felicitar a todos, por si acaso:

a los que han venido y aquí están
y a aquellos otros que antes estuvieron,
también a quienes ya no llegarán,
que por algún motivo no pudieron.

Ningún experimento es un fracaso total. De cualquiera de ellos podemos aprender algo. A. Einstein.

Vaya, pues, por estos 25 años
de entrevistas, insomnios y algún viaje,
de esfuerzos, sinsabores, desengaños,...
para levantar todo este andamiaje.

Correspondencia, amistad e ilusiones,
cambios, improvisación y destreza,
plazos que se acaban con gran presteza,
mano izquierda, alegrías y emociones,

maestría de saber estar y hacer,
repartiendo abrazos con alegría...
25 años... y parece ayer:
comprometidos como el primer día.

Organizando con esa constancia
nacida del esfuerzo y el valor...
Se os ve, si cabe, con mayor potencia,
de estímulo, felicidad y amor.

Todo el mundo comete algún error en su vida. Lo importante es lo que se aprende de él. Malala Yousafzai

Que continúe rodando la bola,
que no acabe este carrusel,
que trae mucha mucha cola:
por todo esto os digo: OLÉ y OLÉ

Tengamos en cuenta, de cualquier modo,
que es difícil, por unanimidad,
satisfacer a la comunidad:
Casi nunca llueve a gusto de todos.

Las actos hechos desde el corazón,
resultaron más o menos certeros,
pero sin dudar, han sido sinceros,
siendo buena o no su resolución.

Es mucho más honorable fracasar, que engañar. A. Lincoln

Y ya que esto nos coge de Camino,
hablemos de ese gran desconocido:
Cualquiera, corto o largo que haya sido,
lo hemos realizado cual peregrino,

con el devenir de su día a día:
Las etapas hechas, historia son,
ya trajeron sufrimiento o alegría,
su fatiga, alivio o satisfacción.

Ya de sus laureles nos coronaron,
viejas son las proezas conseguidas.
Esas etapas que se realizaron,
ya están disfrutadas o padecidas...

En definitiva, ya se han vivido.
Lo que ha pasado, pasado ya está.
Todo lo anterior diferente ha sido
al hoy o lo que mañana vendrá.

Por eso la intriga está en la siguiente,
en la próxima etapa que nos llega:
en caso de esta plana dirigente
ha de fijarse en la próxima entrega.

Para los Hospitaleros Voluntarios
estará un poco más significada,
habrá de ir más allá de simples diarios,
más allá de una etapa señalada.

Va por ustedes, gente del Camino,
tan altruista y querida: hospitaleros
tratando siempre, por días enteros,
de ayudar y guiar al peregrino,

que los problemas queden en ninguno,
intentando alcanzar inaccesibles,
transformando en agradable el fortuno
casi posibilitando imposibles.

La libertad no vale la pena si no incluye la posilidad de equivocarme. Mahatma Gandhi

Y, de manera muy muy especial
a esta pareja, de uno y otro AMIGOS,
pacientes y tolerantes conmigo:
con ellos todo parece genial.

Hubo, por supuesto, otros compañeros,
también con una inmensa comprensión,
muy buenos y grandes hospitaleros,
pero estos miran desde el corazón.

Tienen su especialidad cada cual:
máster de organización y finanzas,
uno, el otro el Rey de las añoranzas
y ambos de una manera tan cabal...
Hoy reunidos en este gran abrazo,
Ofrecemos algo más que amistad,
Sentimiento sincero y humanidad,
Para estrechar aún más nuestro lazo.
Igual el duende que aquí nos atrajo
Tenía de bruja o mago algún gen,
Algo que nos hace sentir tan bien.
Lo celebramos con nuestro trabajo,
Estaremos hechos para estas cosas:
Regocijémonos mientras gozamos
Organizando todo eso que amamos,  Secuencias, de una época, dichosas.
Vamos a volver una y otra vez,
Olvidamos esos momentos raros,
Los pasamos con esa sensatez,
Unida con humildad sin reparos.
No nos engaña nuestro corazón,
Tiene mucho aguante: todo le cabe.
Aún sin apenas conocer, ya sabe,
Recibe, admite y procesa esta clave,
Invitando a proclamar con pasión:
Os digo sin duda alguna, SÍ QUIERO:
Sí, QUIERO SEGUIR SIENDO            HOSPITALiERO

Un par de minutos, para acabar:
piénsese en compañeros y amigos,
que, algunos motivos desconocidos,
hasta aquí no les dejaron llegar.

"... y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos y no habrá más muerte ya, ni existirá nunca más lamento ni clamor ni dolor. Apocalipsis 21:3,4
Y, un guiño dulce, cariñoso y tierno,
desde los recuerdos, a aquellos otros
que dejaron de estar entre nosotros...
digamos fuerte: Buen Camino... eterno.
Dejaron que tras la agonía, entrara
En sus casas con afilados dientes,
Para que su vida se la llevara...
A pesar de no estar aquí presente,
No vamos a olvidar nunca su cara,
Aunque un milenio tras otro pasara.
Con ánimo y semblante sonriente,
Ofrezcamos un recuerdo ferviente,
Nuestro corazón, convertido en ara,
Digno, amoroso y fiel así declara:
En la paz descansen... eternamente.
Requiem aeternam dona eis
In sua nova domo
Per saecula saeculorum.


Y con esto acabo, que ya es hora. No sin antes invitaros a seguir practicando el ABC de la hospitalidad: Abrazos, Besos, Caricias... y también a seguir multiplicando y aumentando nuestras queridas endorfinas.
Veamos el vídeo, escuchemos letra y música de la canción... y si el cuerpo nos pide algo más... miremos a nuestro alrededor y... todo depende de ti...
A todos... y a todas, MUCHO ÁNIMO, mucha suerte y a por otros 25. (Macaco - Brindo por ti)


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El principio del fin

Se dice que cambiar es bueno, pero en realidad significa que algo, que deseándolo o no, ha ocurrido, aunque lo importante no es lo que ya se sabe... sino lo que se puede llegar a saber. También se dice que el secreto de la buena comunicación es exponer, no imponer. Y así quiero tratar este escrito, a pesar de que estos temas siempre se tratan mejor por otros medios menos impersonales, pero bueno, si no hay otro remedio... Aunque no sé mucho de casi nada, o mucho me desvío de la realidad o esto me huele a una despedida en toda regla. Tan solo un par de ruegos: haz el favor de cuidarte mucho y disfruta la (tu) vida.
Y ahora permítaseme la licencia de escribir tal como me salga o me vayan surgiendo las ideas. Es posible que escriba cosas inconexas, sin sentido, consejos (mira quien soy yo para aconsejar a nadie), frases absurdas, sin sentido o inapropiadas. Baste recordar que todo está dicho desde el cariño...
Si sirve de algo apostillar que nunca es demasiado tarde o demasiado pronto para ser quien quieres ser. No hay límite en el tiempo. Se empieza cuando se quiera. Siempre se puede cambiar. O no. No hay normas. De todo se puede sacar una lectura: positiva o negativa. Espero que nos quedemos con la positiva. Espero, querid@ lector@, que vivas, veas y te ocurran hechos maravillosos que te sorprendan de manera agradable. Espero que sientas momentos que nunca antes hayas sentido. Espero que conozcas a personas con otros puntos de vista afines. Recuerda que es mejor ver con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos.
Espero y deseo tengas una vida de la que sientas pleno orgullo. Y si ves que no es así, ten esperanza y fortaleza para empezar de nuevo. Si tienes miedo de dejar de ser como eres, nunca sentirás la alegría de ver cómo puedes ser. Si tienes un sueño, consérvalo, aliméntalo. Si quieres algo, sal corriendo a buscarlo. Ignora a esa gente que no consigue realizar sus sueños y suelen predicar que tampoco se cumplirán los tuyos. Sueña como si la vida fuera eterna, y vívela como si fuese tu último día.
Yo sé que es duro cuando te dicen no te preocupes, sé lo que sientes, sé cómo te sientes. Y en verdad sé lo que sientes, sé cómo te sientes... Entiendo lo que es sentirse tan pequeño e insignificante como sea humanamente posible. Yo lo sentí. Todavía lo siento. Que te pueda doler en lugares que no sabías ni siquiera que tenías. Y por más veces que intentes cambiar, mejorar, ayudar... te vas a la cama repasando hasta el último detalle y preguntándote qué hiciste mal o cómo pudiste malentenderlo. Y cómo, durante aquel breve instante, pensaste que eras feliz. Y piensas, y, a veces, te convences de que te equivocaste. Ahora puedo decirte que tomaste la decisión correcta, sin embargo, no habrá ni un sólo día que se dude sobre si haber tomado cualquier otra decisión diferente hubiera sido mejor.
Recuerda que el odio es una pesada carga y la vida no se merece vivir siempre con ese lastre. No debemos vivir lastrados: no odiar nada ni a nadie. ¿Por qué? ¿Para qué? Cuando se peca, dejamos de reír para llorar. Pero cuando no se reconoce el pecado, no se siente el peso de la culpa y nunca se saboreará el alivio del perdón y la dicha de dejar de llorar para reír.
No sé qué se puede pensar sobre toda esta perorata, pero que no coincidir con mis ideas no significa que sean erróneas. Además ¿de qué serviría confesar, sin arrepentimiento? Me gustaría levantarme por la mañana sin saber qué me deparará el nuevo día, a quién conoceré o dónde me llevará la vida. Creo que la vida es un regalo y no hay que desperdiciarla. Nunca se sabe qué cartas repartirá la próxima vez. Hay que aprender a aceptarlas tal como vienen y jugarlas convenientemente. Es bueno saludar al nuevo día con amor, para, al final del mismo, recoger sus frutos. De esta forma, cada día cuenta. La falta de lucha, el conformismo, es la mejor forma de entrar en el rebaño.
No quiero extenderme más. Acabar diciendo que me gustaría seguir siendo tu AMIGO. Lo voy a sentir mucho, pero prometo no llorar, por si las lágrimas me impiden ver las estrellas.
Recibe un muy fuerte (¿el último?) ABRAZO suave y recuerda siempre que nunca me acordaré de olvidarte y también acuérdate que tampoco me olvidaré de recordarte. Hasta siempre.
Escrito sobre las 12 del día 12 del 12 del 12. ¡Feliz Cumpleaños!

El final del principio

Los roles que han dominado nuestras vidas son aquellos en los que no reparamos. Las necesidades que nos arrastran de un modo más implacable son aquellas de las que somos menos conscientes. Para ser felices y libres hemos de ver los roles que desempeñamos por lo que son, y sacar a la luz del día nuestras necesidades ocultas.
El primer escollo en esa búsqueda es el de suponer que ya nos conocemos, que conocemos nuestros motivos, que sabemos por qué nos sentimos de este modo frente a las circunstancias y la gente que nos rodea. Para poder progresar, necesitamos tener una mente más abierta. Para descubrir la verdad en sí mismo, se debe dejar de insistir en que ya la conozco. Nunca quitaremos la barrera del camino si no logramos verla tal y como es. ¿Sabemos cuál es esa barrera? Esa barrera es la imagen que tenemos de nosotros mismos, de quienes creemos que somos. La persona que creo que soy mantiene encerrada a la persona que soy en realidad, sin luz ni comida ni amigos. La persona que creo que soy ha estado tratando de asesinar a la persona que soy en realidad desde el nacimiento de ambas. La persona que creo que soy está aterrorizada de la persona que soy en realidad, aterrorizada de lo que los demás puedan pensar de esa persona. ¿Qué me harían si supieran qué clase de persona soy realmente? ¡Es mejor estar a salvo! ¡Es mejor esconder la persona real, matar de hambre a la persona real, enterrar a la persona real!
¿Cuándo empieza todo? ¿Cuándo nos convertimos en ese conjunto de gemelos disfuncionales: la persona inventada en nuestra cabeza y la persona real encerrada y agonizante? Creo que empieza muy pronto. Leed esta historia y disculpad quienes ya la haya oído/leído contar antes:
Un día, a la edad de nueve años, cuando me iba a la escuela, mi madre me dio un billete de veinte para que hiciera unas compras al volver a casa por la tarde: una botella de leche y una barra de pan. Cuando salí de la escuela a las tres, me detuve en un pequeño puesto que había junto al patio de la escuela y me compré algo antes de hacer su recado. Era un lugar al que iban algunos de los chicos después de clase. Puse el billete sobre el mostrador para pagar, pero antes de que el vendedor lo cogiera para cobrar y darme el cambio, uno de los otros chicos se acercó y lo vio: “Eh, tú, ¿de dónde has sacado ese billete?”, dijo. El chico era el más fuerte del curso. Yo tenía nueve años, y él, once. Había repetido dos veces y daba miedo, no era alguien con el que debería salir o hablar siquiera. Se metía en un montón de peleas, y contaban que se colaba en casas ajenas para robar. Cuando me preguntó de dónde había sacado el dinero, iba a decirle que me lo había dado mi madre para comprar leche y pan, pero temía que se burlara de mí, que me llamara niño de mamá, y quise decir algo que lo impresionara, así que dije que lo había robado. Me miró con interés, lo cual me hizo sentir bien. Entonces me preguntó a quién se lo había robado, y le dije lo primero que se me ocurrió. Le dije que se lo había robado a mi madre. El asintió, sonrió y se alejó. Bueno, yo me sentí aliviado e incómodo al mismo tiempo. Al día siguiente, me había olvidado. Pero al cabo de una semana, se me acercó en el patio y me dijo: “Eh, ¿has robado más dinero a tu madre?”. Le dije que no. Y él me contestó: “¿Por qué no le robas otros veinte?”. Yo no sabía qué decir, me limité a mirarlo. Entonces él puso una sonrisa que daba miedo y me soltó: “Róbale otros veinte y dámelos, o le contaré a tu madre que le robaste la semana pasada”. Sentí que se me helaba la sangre. Sentí pánico. Imaginaba que acudía a mi madre y le contaba que le había robado. Lo absurdo de aquello (lo improbable que era que ese pequeño gángster se acercara a mi madre) nunca se me ocurrió. Mi mente estaba demasiado sobrecargada de miedo: miedo a que se lo contara y miedo a que mi madre lo creyera. No tenía ninguna confianza en la verdad. Así pues, en este estado de pánico irreflexivo, tomé la peor decisión posible. Robé veinte del bolso de mi madre esa noche y se los di a él al día siguiente. Por supuesto, la semana siguiente me volvió a pedir lo mismo. Y también la siguiente. Y así sucesivamente durante unas semanas, hasta que por fin mi padre me pilló in fraganti mientras cerraba el cajón de la cómoda de mi madre con un billete de veinte en la mano. Confesé. Les conté a mis padres toda la historia horrible y vergonzosa. Pero la cosa empeoró. Llamaron al director y me llevaron a la dirección de la escuela para que volviera a contar la historia. Al día siguiente, el director nos hizo acudir otra vez para que nos reuniéramos con el pequeño chantajista y con sus padres, y volver a contar la historia. Ni siquiera eso fue el final. Mis padres me dejaron sin paga semanal durante un año para que les devolviera el dinero robado. Cambió la forma en que me veían. El chantajista inventó una versión de los hechos para contársela a todo el mundo en la escuela. Tal historia lo dejaba a él como a una especie de Robin Hood, y a mí, como una rata chivata. Y de cuando en cuando, me hacía una mueca gélida que sugería que algún día podría empujarme desde el tejado de un bloque de pisos.
¡Qué chulo manipulador! Cuando me acordaba de ese lío, mi siguiente idea era siempre: “¡Qué chulo!”. Era todo lo que podía pensar. Eso es exactamente lo que era. Pero yo nunca pasé de lo que él era para preguntarme qué era yo. Era tan obvio lo que era él que nunca me pregunté lo que era yo. ¿Quién era aquel niño de nueve años y por qué hizo lo que hizo? No basta con decir que estaba asustado. ¿Asustado de qué, exactamente? ¿Y quién se creía que era?
Cuando pensaba en mí, a la edad de nueve años, me imaginaba como una víctima, una víctima de chantaje, una víctima de su propio deseo inocente de amor, admiración, aceptación. Lo único que quería era caerle bien al chico grande. Era una víctima de un mundo cruel. Pobre niño, pobre ovejita en las fauces de un tigre. Pero ese niño era también algo más. Era un mentiroso y un ladrón. Mintió cuando le preguntaron de dónde había sacado el dinero. Aseguró que era un ladrón para impresionar a alguien al que suponía un ladrón. Luego, enfrentado a la amenaza de que lo acusaran de ladrón ante su madre, se convirtió en un ladrón real antes de que ella pensara que lo era. Lo que más le preocupaba era controlar lo que la gente pensaba de él. En comparación con lo que pensaban los demás, no le importaba mucho si era un mentiroso o un ladrón, ni qué efecto tendría su conducta en la gente a la que mentía o robaba. Dejad que lo exprese de este modo. No le importaba lo suficiente para impedir que mintiera o robara. Sólo le importaba lo suficiente para corroerle como ácido su autoestima cuando mentía y robaba. Únicamente le importaba lo suficiente para hacer que se odiara a sí mismo y deseara estar muerto.
Ahora, elaboremos una lista de gente a la que no soportamos, de gente con la que estamos enfadad@, de gente que nos ha hecho daño, y preguntémonos: “¿Cómo llegué a esta situación? ¿Cómo me metí en esta relación? ¿Cuáles eran mis motivos? ¿Qué le habrían parecido mis acciones en la situación a un observador imparcial?”. No nos centremos en las cosas terribles que hizo la otra persona. No buscquemos a alguien a quien culpar. Eso lo hemos hecho toda la vida y no nos ha llevado a ninguna parte. Lo único que logramos fue una lista larga e inútil de gente a la que culpar por todo lo que nos fue mal. La verdadera pregunta, la única pregunta que importa es: “¿Dónde estábamos en todo esto? ¿Cómo abrimos la puerta que daba a la habitación?”. Cuando tenía nueve años abrí la puerta a mentir para ganar admiración. ¿Cómo abristeis vosotros la puerta?
¿No ocurre en ocasiones que una persona mala hace algo terrible a una persona inocente, entra en su casa y roba, por ejemplo? Eso no sería culpa de la persona inocente, ¿no? Les ocurren cosas malas a buenas personas. Pero esas buenas personas no se pasan el resto de sus vidas sintiendo rabia y reproduciendo una y otra vez su resentida cinta de vídeo del robo. Las confrontaciones personales que más nos inquietan, aquellas de las que no podemos desprendernos, son en las que desempeñamos un papel que no estamos dispuestos a reconocer. Por eso el dolor dura, porque nos negamos a mirar su fuente. No podemos separarnos, porque nos negamos a mirar al punto de vinculación. El peor dolor en nuestras vidas procede de los errores que nos negamos a reconocer: cosas que hemos hecho que están tan en desarmonía con quienes somos que no podemos contemplarlas. Nos convertimos en dos personas en una sola piel, dos personas que no se soportan. El mentiroso y la persona que desprecia a los mentirosos. El ladrón y la persona que desprecia a los ladrones. El adúltero y la persona que desprecia el adulterio. El defraudador y la persona que detesta el fraude... No hay dolor como el dolor de esa batalla, que arde bajo el nivel de conciencia. Salimos corriendo para huir, pero corre con nosotros. Allá adonde vayamos, la batalla nos acompaña.
Haced lo que os he dicho. Confeccionad una lista de personas a las que culpemos por problemas de nuestra vida. Cuanto más enfadados estemos con ellos, mejor. Anotad sus nombres. Cuanto más convencidos estemos de nuestra propia inocencia, mejor. Anotad lo que hicieron y cómo nos hirieron. Luego preguntémonos cómo abrimos la puerta. Si nuestra primera idea es que este ejercicio no tiene sentido, preguntémonos por qué estamos tan ansiosos de rechazarlo. Recordad que no se trata de absolver a otras personas de sus culpas. No tenemos poder para absolverlas. La absolución corresponde a Dios, no a nosotros. Nuestra tarea se reduce a una pregunta: “¿Cómo abrimos la puerta?”.
¿Cómo abrí yo la puerta? La felicidad para el resto de nuestras vidas depende de lo honradamente que respondamos esta pregunta.
Dicotomía se refiere a una división, una dualidad con algo. Su uso sirve para describir los conflictos internos. Los seres humanos estamos cargados de conflictos internos. Forman nuestras relaciones, crean nuestras frustraciones, arruinan nuestras vidas. El conflicto más simple es el conflicto entre la forma en que nos vemos nosotros mismos y la forma en que nos ven los demás. Por ejemplo, si estamos discutiendo y tú me gritas, vería la causa en tu incapacidad de controlar tu temperamento. En cambio, si yo te grito a ti, no veré la causa en mi temperamento, sino en tu provocación, algo en ti frente a lo cual mi grito es una respuesta apropiada.
Parece que tendemos a creer que mi situación causa mis problemas y, en cambio, es tu personalidad la que causa los tuyos. Esto crea problemas. Mi deseo de tenerlo todo a mi manera parece tener sentido, mientras que tu deseo de tenerlo todo a tu manera parece infantil. Un mejor día sería uno en el que yo me sienta bien y tú te comportes mejor. La forma en que veo las cosas es la forma en que son. La forma en que las ves tú está sesgada por tus planes.
Esto es sólo el principio. La mente es una masa de contradicciones y conflictos. Mentimos para conseguir que otros confíen en nosotros. Escondemos nuestro verdadero ser en una persecución de la intimidad. Perseguimos la felicidad de formas que nos alejan de ella. Cuando nos equivocamos, luchamos a brazo partido por demostrar que tenemos razón: No hay dolor peor que tener a dos personas viviendo en un cuerpo.
Adaptación libre de un libro. Adecuado para el momento en Castellnou de Bages (Barcelona) 8/XII/12