El principio del fin

Se dice que cambiar es bueno, pero en realidad significa que algo, que deseándolo o no, ha ocurrido, aunque lo importante no es lo que ya se sabe... sino lo que se puede llegar a saber. También se dice que el secreto de la buena comunicación es exponer, no imponer. Y así quiero tratar este escrito, a pesar de que estos temas siempre se tratan mejor por otros medios menos impersonales, pero bueno, si no hay otro remedio... Aunque no sé mucho de casi nada, o mucho me desvío de la realidad o esto me huele a una despedida en toda regla. Tan solo un par de ruegos: haz el favor de cuidarte mucho y disfruta la (tu) vida.
Y ahora permítaseme la licencia de escribir tal como me salga o me vayan surgiendo las ideas. Es posible que escriba cosas inconexas, sin sentido, consejos (mira quien soy yo para aconsejar a nadie), frases absurdas, sin sentido o inapropiadas. Baste recordar que todo está dicho desde el cariño...
Si sirve de algo apostillar que nunca es demasiado tarde o demasiado pronto para ser quien quieres ser. No hay límite en el tiempo. Se empieza cuando se quiera. Siempre se puede cambiar. O no. No hay normas. De todo se puede sacar una lectura: positiva o negativa. Espero que nos quedemos con la positiva. Espero, querid@ lector@, que vivas, veas y te ocurran hechos maravillosos que te sorprendan de manera agradable. Espero que sientas momentos que nunca antes hayas sentido. Espero que conozcas a personas con otros puntos de vista afines. Recuerda que es mejor ver con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos.
Espero y deseo tengas una vida de la que sientas pleno orgullo. Y si ves que no es así, ten esperanza y fortaleza para empezar de nuevo. Si tienes miedo de dejar de ser como eres, nunca sentirás la alegría de ver cómo puedes ser. Si tienes un sueño, consérvalo, aliméntalo. Si quieres algo, sal corriendo a buscarlo. Ignora a esa gente que no consigue realizar sus sueños y suelen predicar que tampoco se cumplirán los tuyos. Sueña como si la vida fuera eterna, y vívela como si fuese tu último día.
Yo sé que es duro cuando te dicen no te preocupes, sé lo que sientes, sé cómo te sientes. Y en verdad sé lo que sientes, sé cómo te sientes... Entiendo lo que es sentirse tan pequeño e insignificante como sea humanamente posible. Yo lo sentí. Todavía lo siento. Que te pueda doler en lugares que no sabías ni siquiera que tenías. Y por más veces que intentes cambiar, mejorar, ayudar... te vas a la cama repasando hasta el último detalle y preguntándote qué hiciste mal o cómo pudiste malentenderlo. Y cómo, durante aquel breve instante, pensaste que eras feliz. Y piensas, y, a veces, te convences de que te equivocaste. Ahora puedo decirte que tomaste la decisión correcta, sin embargo, no habrá ni un sólo día que se dude sobre si haber tomado cualquier otra decisión diferente hubiera sido mejor.
Recuerda que el odio es una pesada carga y la vida no se merece vivir siempre con ese lastre. No debemos vivir lastrados: no odiar nada ni a nadie. ¿Por qué? ¿Para qué? Cuando se peca, dejamos de reír para llorar. Pero cuando no se reconoce el pecado, no se siente el peso de la culpa y nunca se saboreará el alivio del perdón y la dicha de dejar de llorar para reír.
No sé qué se puede pensar sobre toda esta perorata, pero que no coincidir con mis ideas no significa que sean erróneas. Además ¿de qué serviría confesar, sin arrepentimiento? Me gustaría levantarme por la mañana sin saber qué me deparará el nuevo día, a quién conoceré o dónde me llevará la vida. Creo que la vida es un regalo y no hay que desperdiciarla. Nunca se sabe qué cartas repartirá la próxima vez. Hay que aprender a aceptarlas tal como vienen y jugarlas convenientemente. Es bueno saludar al nuevo día con amor, para, al final del mismo, recoger sus frutos. De esta forma, cada día cuenta. La falta de lucha, el conformismo, es la mejor forma de entrar en el rebaño.
No quiero extenderme más. Acabar diciendo que me gustaría seguir siendo tu AMIGO. Lo voy a sentir mucho, pero prometo no llorar, por si las lágrimas me impiden ver las estrellas.
Recibe un muy fuerte (¿el último?) ABRAZO suave y recuerda siempre que nunca me acordaré de olvidarte y también acuérdate que tampoco me olvidaré de recordarte. Hasta siempre.
Escrito sobre las 12 del día 12 del 12 del 12. ¡Feliz Cumpleaños!

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